«Esta acción, nace de la idea de hablar sobre la violencia psicológica, de la necesidad de mostrar que con la palabra se puede hacer mucho daño».
Nacer, crecer, morir. Parece un camino fácil construir un trayecto teniendo como base las palabras. Sin querer, por no pensar, las palabras que decimos en momentos de hiperconectividad, de euforia, se fijan muy hondo entre los huesos. Es muy fácil destruir el mundo entero con una sola palabra; es muy fácil creerse dueño del universo porque se tiene una voz. Las palabras son el arma más letal para el espíritu, solo basta mantener cargada la lengua con las combinaciones de letras que nunca deberíamos decir para lanzar por el piso la autoestima de un ser humano. La acción performática de la artista Diana Charry El poder de la palabra, contiene el universo capaz de dar un soplo de vida o por el contrario un soplo de desesperanza. En cada uno de nosotros está la responsabilidad de disparar la combinación de letras acorde a cada momento.
“La sensación principal fue de nervios, sobre todo en la segunda acción frente a la universidad, sabía que lo haría, que no me daba pena, pero sin embargo temblaba, no sé exactamente por qué me sucedió esto, ¿por qué temblar en una situación en la que estoy segura, y decidida? Bueno, creo que mi cuerpo tiene un comportamiento aprendido frente a situaciones nuevas o en las que me expongo de alguna manera, conscientemente estoy tranquila pero pareciera que inconscientemente no, un síntoma de una inseguridad que me costó mucho vencer, las causas exactas de este malestar no las sé, lo que sí, es que tanto la inseguridad como el miedo, la zozobra, la incertidumbre, el aislamiento, la tristeza, entre muchas otras manifestaciones de malestar emocional, pueden ser la consecuencia de una exposición permanente a maltratos de tipo psicológico”.
Esta violencia invisible que no deja huellas físicas, y pareciera por eso menos grave, sin embargo es incapacitante, hemos escuchado muchas veces “es cuestión de actitud”, pero sensaciones como el miedo no es algo que se quiera sentir o tener, sólo está allí de manera constante, es algo que se padece de forma silente y en cantidades alarmantes.
La performance realizada en la Plaza de Bolívar el 8 de marzo día internacional por los derechos de la mujer, y el 30 del mismo mes frente a la universidad Javeriana, fue un pronunciamiento desde el cuerpo, siendo una de las tantas formas en que las mujeres manifiestan el problema de una historia construida atravesada por una lógica de género, que es, como ha dicho Bourdieu (1988), “una lógica de poder, de violencia simbólica”.
Mientras la acción ocurría en la Plaza de Bolívar, detrás se estaba celebrando el día de la mujer (casi sin público, seguramente debido a la lluvia), situación contraria a la acción, que no celebraba, denunciaba.
Las personas en general mostraron interés, sin embargo el trajín diario de los transeúntes fue un impedimento a la hora de entregar el mensaje. El 8 de marzo, había un grupo de mujeres gritando arengas en pro de sus derechos, pero cuando se les invitó a ver la performance que trataba de una u otra forma con lo que ellas promovían, lo recibieron con desdén. El 30 de marzo la dificultad fue el clima, y paradójicamente los que mostraron más disposición fueron los hombres, las mujeres parecían estar apenadas o como se dice coloquialmente – con oso ajeno -. Lo anterior debe llevarnos a reflexionar acerca de la necesidad de que las mujeres se respalden mucho más entre ellas.
“Eliminar todas las formas de violencia contra la mujer (y contra los hombre y la vida misma), es una lucha que se tiene que seguir dando, porque los síntomas son una realidad pura y dura que se presenta a diario y debilita, el abuso psicológico es un mal que está muy presente, pero que sin embargo no vemos con claridad, entonces ¿Cómo vencerlo?, bueno creo que acciones como esta responden a esa necesidad de mostrar lo que sucede, es como dice el dicho un grano de arena, y necesitamos que se sumen muchos más”.
Muchas veces se ha dicho que el arte y por tanto la performance, está dado a un nivel intelectual elevado y de esa misma manera debe ser recibido, sin embargo, las personas “del común” se conmueven con lo hecho, puede que no lo razonen como muchos esperarían, pero lo interiorizan más y son muy receptivas al mensaje.